El compromiso

 "Lo lindo del trabajo en equipo es que siempre tienes a alguien a tu lado"
- Margaret Carty

El compromiso

Antes de comentarles sobre el compromiso quería hacer una primera publicación de lugares a visitar en la Ciudad de México y otra sobre las experiencias de AirBnb de las que habíamos sido parte, y entre las que se encontró la sesión de maquillaje y de fotos vestidos de Catrín y Catrina, y llevada a cabo por nuestros amigos Richard y Lulú de Catrinas Contemporáneas y Roy de LiveMxSkin, y que terminó siendo nuestra sesión de fotos de compromiso.

La realidad es que la semana se me complicó, así que vamos a saltar directamente a la historia del compromiso y después recapitulamos sobre los otros temas. Si llegaste hasta aquí, es probable que ya hayas visto el video y las fotos en mi perfil de Instagram. 

Gabriela

Ay, ¿y de dónde ustedes se conocen?

Gabriela era de mis clientes cuando me sentaba en la pasarela de la universidad a vender brownies. Los que estudiaron en PUCMM saben a qué me refiero. 

Mi primer recuerdo sobre ella, aunque ella tiene memorias anteriores y dice que yo siempre andaba entruñado, fue estando en la pasarela. Gabriela fue a comprar un brownie, e hizo un comentario sobre un antojo y el embarazo. Lo que recuerdo es mirar a Priscilla Castillo, que estaba sentada conmigo, y preguntarle: "¿y ella estará de verdad embarazada?".

Después de eso, y por varios años, nos seguimos en las redes sociales y, de vez en cuando, le dábamos a "me gusta" en las publicaciones del otro, o nos hacíamos algún comentario, aunque nunca con segunda intención o fuera de tono. Como todo un pariguayo, ¿no?

Adelanta a la pandemia, cuando todos los solteros estábamos activos en Tinder, Bumble y cualquier otra aplicación que nos diera algo de exposición durante el encierro, y en las aplicaciones soy terrible porque nunca se me da hablar de banalidades y extender las convesaciones, pero hice match con Mari (el nombre de Gabriela es María Gabriela y parece que no le alcanzó a escribir la A en su perfil cuando lo creó) el 16 de mayo de 2020, tanto en Tinder como en Bumble.

Ahí comenzamos a escribirnos y tengo que admitir, ella era la encargada de mantener vivas las conversaciones. El 18 de mayo me dijo: "cuando se termine esto, nos juntamos en algún lado y me llevas brownies" o algo por el estilo. Ni tonto ni perezoso, le pregunté su dirección y me aparecí en su casa cerca de 40 minutos antes de la hora del toque de queda, que todavía era a las 5pm, con sus brownies y unas acuarelas que mi prima Dorita me había comprado en La Estrella de Belén. Ahí bajó ella, toda manchada de acuarela azul y el resto es historia. 

Desde entonces han pasado 861 días y 731 días desde que nos hicimos novios, se han compartido 6,128 imágenes por WhatsApp y hasta me botaron una vez. Ahhhh, a que esa no se la sabían. Seguro Gaby está leyendo y le acaba de saltar la vena (chiste interno).

Ajá, ¿y el asunto?

Desde hace meses, sabía que quería pedirle matrimonio a Gabriela en el viaje a México, e incluso había pensado hacerlo en la experiencia del maquillaje y las fotos. La confirmación llegó el 10 de abril, con mi compadre Jhon Jhon y su esposa Micel en casa, Gaby dijo: "yo lo hago con cualquier anillo". ¡Oh, oh!

Ahí comenzaba la búsqueda del anillo y la talla. Me había encontrado con un anillo que me había parecido muy bonito pero, al enseñárselo a Gabriela, no le convenció. Vaya, vaya. Eso si que es un problema porque, créanlo o no, los hombres no vemos anillos en nuestras vidas hasta que es necesario ponerlo.

Semanas después, pendenciando en Instagram me encontré con la publicidad de un anillo de compromiso y, al entrar a verlo, la publicación tenía un "me gusta" de la futura Sra. de Madera, ¡Vaya, vaya!. Consultado y aprobado por mi equipo femenino de asesoría y ese era el elegido. 

¿La talla? Bueno, eso si que fue más difícil porque ni la misma Gabriela conoce su talla de anillo, mucho menos lo iba a saber alguna hermana o alguno de sus amigos, así que ni pregunté. Sabía que ella tiene un único anillo, así que me dediqué a buscarlo por todo el apartamento, pero nada de encontrarlo, ¡nada! Eso en sí fue una misión.

Cuando lo encontré, estaba en el baño y me pareció que colocado de una manera muy estratégica. Eso me llevó a pensar que su ausencia sería notada muy rápidamente, por lo que no me atreví a moverlo para llevarlo a la joyería y lo terminé midiendo contra mi dedo meñique. La operación fue un éxito y terminó siendo talla no. 6.

Si, ¿qué más?

Dos días antes del viaje, anillo en mano, y después de que Gabriela estaba en su casa esa noche, a escondidas tuve que pasar por donde la doña-suegra Elena, el suegro Vitaliano y mi cuñada María Alejandra para pedirles permiso, claro, no fuese que después me dieran bola negra. 

Por suerte, los Carrasco Báez siempre me han tratado como familia y me han hecho sentir acogido, así que, aunque esto me puso más nervioso que la misma puesta del anillo, entendía que su respuesta sería positiva, y así fue. De ahí pa'lante era todo fácil.

Ya en México

Si Gabriela se lo sospechaba, seguro pensaría que sería el martes 30 de agosto, porque ese día teníamos en agenda un viaje a las Pirámides de Teotihuacán en globo aerostático, pero pensé que sería muy predecible, así que organizamos la experiencia del maquillaje y las fotos para el día anterior.

El problema fue que esa mañana, mientras íbamos en metro a Xochimilco, donde fue la experiencia, iba recibiendo mensajes de WhatsApp deseándome suerte y diciéndome que no me pusiera nervioso, y pidiéndome que no me olvidara de las fotos. Recuerdo puntualmente los mensajes de mi papá, de Giomil González, Priscilla Castillo y de Nicole Sosa. 

Después de eso, y como Gaby iba a mi lado, tuve que poner el celular en No Molestar y olvidarme de que estaba ahí.

Al llegar a Xochimilco, escondí el anillo en la mochila de Roy, el organizador de la experiencia, y le pedí que me lo pasara terminando la sesión de fotos y cuando estuviésemos en las trajineras. Y así fue, y el resto es historia. Ella, un mes después, dice que yo di una tembladita, pero por ahí anda un video que no me deja mentir. 

Es improtante destacar que había cuadrado todo con Roy semanas antes, incluso antes de hacer la reserva, de manera que no fuese una sorpresa desagradable para el o su equipo. Pueden ver la experiencia y reservar en haciendo click aquí.

Después que terminamos, anduvimos media Ciudad de México con nuestras caras pintadas, e incluso así fuimos a comer. En ese momento hicimos la primera publicación en Instagram y ayer subimos parte de las demás fotos. Al final de esta entrada, les dejo algunas por si no quieren ir al Instagram.

¿Y ella que dijo?

Obvio que dijo que si, digo, ¿quién pudiera resistirse, jajajajajajaja. 

También comentó que no se lo esperaba en este viaje, sino que para un próximo viaje que tenemos programado, y que ella había comenzado a dar "me gusta" en Instagram a los anillos que le gustaban esperando que el aloritmo hiciera su trabajo. Oye ahora. Bien de tigueraje. Gracias Mark Zuckerberg.

Pero, ¿por qué?

Ya estaba bueno de ser uno de los solteros más codiciados de Santo Domingo, hasta eso cansa, jajajajajajajaja. 

Pero la verdad es que encontré alguien que me da paz, que comparte conmigo los momentos buenos, pero sobretodo los no tan buenos, que se ha integrado a mi familia y me ha abierto las puertas de la suya. Alguien a quien quiero, que me hace feliz y que aguanta mis rabietas, ¿o ustedes creen que yo no sé que yo no soy un cachú?

Gaby, solo espero que estos dos años se conviertan en muchos más, que pueda hacerte feliz y darte el mundo, porque te lo mereces. 11:11.